El papel de la fisioterapia en la enfermedad del Parkinson

El Parkinson es una enfermedad degenerativa, progresiva e incapacitante del sistema nervioso que afecta al tono muscular y al movimiento. Sus síntomas son temblores, lentitud en los movimientos, rigidez muscular, desequilibrio o
cambios en el habla y la escritura, entre otros.

Desde la fisioterapia, el tratamiento de esta enfermedad debe hacerse de forma conjunta con el especialista médico (dentro de un equipo multidisciplinar) y su objetivo es la recuperación y mantenimiento funcional. Mediante diferentes técnicas y tratamientos promueven el incremento de la actividad física y la independencia de los pacientes.

La fisioterapia no puede curar el parkinson pero si puede favorecer el buen estado de salud del paciente. Es importante en el tratamiento de los síntomas porque es una terapia personalizada, adaptada a las necesidades de cada paciente y continua ya que el tratamiento se realiza de forma regular.

¿Cómo ayuda la fisioterapia a los pacientes de parkinson?

En términos generales, la fisioterapia mejora la condición física, la fuerza y flexibilidad de los pacientes. A continuación veremos de forma específica cuáles son los objetivos de los tratamientos para este tipo de patología:

  • Corrige alteraciones posturales.
  • Mejora la movilidad de las articulaciones y la movilidad corporal general.
  • Reeduca la postura.
  • Alivia el dolor.
  • Fortalecer la musculatura debilitada.
  • Trabaja la elasticidad, la fuerza y el tono muscular.
  • Trabaja el equilibrio estático y dinámico.
  • Mejora la motricidad y la función respiratoria.
  • Fomenta técnicas de relajación.

Los tratamientos que pueden aplicarse  dependen del grado o fase en el que se encuentre la enfermedad. Cuando los pacientes se encuentran en la primera fase de la enfermedad, el fisioterapeuta puede centrarse en potenciar la actividad física, trabajando ejercicios de fuerza, equilibrio y coordinación. Durante la segunda fase, el paciente ya muestran más síntomas y ciertas actividades diarias se vuelven más complicadas. En esta etapa, el fisioterapeuta debe añadir ejercicios para corregir alteraciones posturales, tratamientos para el alivio del dolor y la rigidez y estiramientos.

En la tercera fase, el paciente a penas puede caminar y la función del fisioterapeuta se vuelve esencial. Su trabajo consistirá en mantener la movilidad, evitar deformaciones, mejorar la calidad de vida y aliviar los síntomas de la enfermedad.

El parkinson es una enfermedad compleja que altera serveramente la vida de los pacientes. La fisioterapia será de gran ayuda para mantener la mejor calidad de vida posible y para ofrecerles herramientas que la hagan más llevadera.

 

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